PODER MEDIATICO CONTRA VENEZUELA
Los expertos en Venezuela
Sobrevolar la realidad se ha convertido en el deporte preferido de muchos analistas. En esta nueva Ć©poca de lo exprĆ©s, cada vez son mĆ”s frecuentes los exĆ”menes aĆ©reos. Sorprende que cualquiera pueda escribir al mismo tiempo de Venezuela, Ecuador, Paraguay o Brasil como si conociera cada casuĆstica en profundidad. Cada vez que asoma una coyuntura atractiva, surgen venezolanólogos, ecuatorianólogos, paraguayólogos, brasileñólogos... Con Google bajo el brazo, se atreven a pontificar y sentenciar sin leer la letra pequeƱa de cada caso.
Hoy en dĆa vale todo. Se pasa de paĆs a paĆs solo con un simple salto de pĆ”gina. Tan sencillos como superficiales son los anĆ”lisis low cost que comienzan a proliferar para dictar cĆ”tedra sobre cuestiones realmente delicadas. AsĆ se crean matrices de opinión desde los medios hegemónicos conservadores. Un buen titular, una gran campaƱa de publicidad, una buena red de medios orquestados, y con todo ello, vale todo. Dictadura en Venezuela; fraude en Ecuador; corrupción del kirchnerismo. AsĆ de fĆ”cil para construir eso que ahora llaman posverdad.
No obstante, este quehacer no deberĆa extraƱar a nadie. Los medios dominantes no necesitan apenas rigor para ratificar lo que su lĆnea editorial previamente ha determinado. Sin embargo, lo verdaderamente sorprendente es la aparición, cada vez con mĆ”s fuerza, de una suerte de neoprogresismo desencantado-resentido que se suma a la fiesta de lo aĆ©reo. Miran desde afuera, con gran distancia, sin embarrarse lo mĆ”s mĆnimo y con escaso conocimiento de lo que sucede puertas adentro. Aun asĆ, su condición de intelectualidad les da licencia para autoconsiderarse como “los inspectores de las revoluciones ajenas” (tal como lo escribĆa Rodolfo Puiggrós).

Se animan a escribir cualquier cosa sobre cualquier paĆs. No les importa ni el contexto ni la historia; ni la correlación de fuerzas polĆticas y económicas; ni los entresijos jurĆdicos de cada conflicto; ni siquiera les importan los intereses que persiguen esos medios concentrados por los cuales precisamente se informan. Boaventura de Sousa Santos consideró al epistemicidio como una fórmula de destrucción de conocimiento causada por el colonialismo europeo. Y bien podrĆa extenderse este tĆ©rmino a lo que hacen muchos analistas desde su contemplación aĆ©rea.
Seguramente, Venezuela es el paĆs que mĆ”s atrae la atención de propios y extraƱos. Es desorbitante el nĆŗmero de textos que cada dĆa se vierte sobre lo que ocurre con la Revolución Bolivariana. Maduro se ha convertido en trending topic permanente. Los francotiradores de los grandes medios hacen su trabajo y centran el foco. Y la izquierda infantil cae rĆ”pidamente en la trampa, cautivada por la necesidad de dedicarle unas lĆneas para salvar a la humanidad y tambiĆ©n a su propio ego.

Las crĆticas son bienvenidas. El debate es clave y la opinión, libre. Pero eso no autoriza que cualquiera se presente como doctor en venezolanologĆa sin apenas haber estudiado lo mĆ”s mĆnimo. Venezuela es epicentro contrahegemónico en clave geopolĆtica y esto le hace ser mĆ”s observado que cualquier otro paĆs del mundo. Su proceso polĆtico de cambio huye de los esquemas tradicionales porque nació de una constituyente que puso en jaque al pasado y quiso recuperar la soberanĆa en tiempo rĆ©cord. Porque ademĆ”s no hizo caso a recetas ni neoliberales ni socialdemócratas. Estas y muchas otras razones hacen que Venezuela sea apetitosa como laboratorio para analistas de cualquier origen ideológico. Sin embargo, se agradece que se escriba con algo de solidez y conocimiento de causa.
Alfredo Serrano Mancilla, @alfreserramanci, director CELAG
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