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EL DIA DE LA RAZA Y LA IDENTIDAD

Nuestra identidad, negra e indígena, tiene que estar en el Encuentro” – Por Lorena Tapia Garzón, Mariana Aquino y Estefanía Santoro


“Nuestra identidad, negra e indígena, tiene que estar en el Encuentro”

Por Lorena Tapia Garzón, Mariana Aquino y Estefanía Santoro
Una historia de negritud, de lesbianismo, de tambores y de lucha contra el racismo y por visibilizar la cultura afro tan negada en la Argentina. Una lucha que la acercó al feminismo que, dice, recién empezó a transitar. Sandra Chagas tiene 55 años. Nació en Montevideo, Uruguay, de donde llegó a Buenos Aires a los 14 años, en plena dictadura cívico militar. “Me trajeron. No fue mi decisión, como tampoco fue la decisión de mis ancestros venir a las Américas”, aclara. Y se define: “Soy la diáspora de países latinoamericanos y sus dictaduras, que generan desplazamientos forzados de muchas personas dentro de sus territorios; y soy la diáspora también del genocidio y la trata esclavista que es un delito de lesa humanidad no reconocido”.
Activista lésbica, integrante del Movimiento Afrocultural y del grupo Matambas, de mujeres negras y afrodescendientes, Sandra reivindica los conventillos como lugar de encuentro de la negritud, cuenta cómo empezaron a juntarse entre las mujeres hacia adentro de su organización mixta, rememora la lucha político cultural de su comunidad, señala al Estado y a las instituciones como lugares de opresión, y trae la memoria de su madre, Santa Hilda “La Pocha” Techera, Mama Vieja referenta del candombe afrouruguayo en la Argentina, quien murió hace un año y a quien considera la primera feminista que conoció, “aunque ella misma no lo supiera”.
El fin de semana viajará a La Plata junto a 50 compañeras para participar del 34° Encuentro Plurinacional, junto a la columna Antirracista del Movimiento de Mujeres Indígenas y Grupo Matambas. “Todo es construible, todo puede durar esto (hace seña de algo pequeño con los dedos) y hay que volverlo a construir. Allá veremos de armar una columna, porque entendemos que nuestra identidad, tanto negra y afrodescendiente como indígena, o de pueblos originarios, tiene que estar reflejada”, dice. Y cuenta que este será su segundo Encuentro. “El primero fue en Rosario, hace dos años, donde llegamos las negras 31 años después de que comenzaran a hacerse los Encuentros. Y después de eso no volvimos hasta ahora. Fuimos 31 negras. Nos organizamos como pudimos, conseguimos que el INADI nos diera un colectivo, conseguimos un espacio de candombe que nos prestaron, en una casa casi abandonada”.

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